En esta franja de edad los niños son esponjas de aprendizaje, por ello es importante que ”absorban” la música con el cuerpo, sientan el ritmo, reconozcan melodías y armonías, y sobre todo, disfruten pasándoselo bien.
En clase se canta y baila, se hace teatro y se toca la percusión. Probamos pequeños instrumentos: metalófonos, campanas, melódicas, panderetas y cualquier cosa que suene a nuestro alrededor. Si los niños salen de clase tarareando y riendo, vamos por buen camino. El desarrollo de la musicalidad en esta etapa será vital para cuando, más adelante, profundicen en un instrumento.